MÁS POPULAR DEL BLOG

RELATO Nº34 --DE TU ALMA A LA ETERNIDAD--

RELATO Nº27 --LA SOMBRA DE EVA II--

  

Hola a todos. Volvemos con un relato cuyo desenlace habia desechado. A petición popular, lo he rescatado y no sin darle la razón. Me he dado cuenta de que hay varios así, sin finalizar. Mi objetivo estas semanas será dejar todos esos cabos sueltos y si hay alguna petición acerca de retomar alguna otra historia, será bien recibida. Como la anterior vez, les dejo un enlace de la primera parte por si no se acuerdan o no lo han leido. Sin más, espero que disfruten de su lectura tanto como yo lo hago escribiéndola.



Enlace a la primera parte aqui-> La sombra de Eva parte I






La sombra de Eva II




...En un gesto brusco y sin ninguna delicadeza, entierra su lengua en mi boca, una de sus manos me separa de la peligrosa presa que tenía en sus partes para acabar en mis muslos, mientras la otra me agarra con firmeza el cuello, ¡dios que no pare! Tras unos celestiales segundos nos separamos para coger aire. Somos dos cazadores observando su presa, indagando en la mirada del otro para adivinar cuál será su próximo movimiento. Nuestra respiración es profunda, acelerada, siento su corazón desbocado venir al encuentro del mío y cruzar este paraíso impío envueltos en nuestra propia lujuria.

Él decide que es hora de otro envite, pero no aquí, no a la vista de nadie. Había olvidado por completo que estábamos en medio de la calle. Me agarra con fuerza de la mano y corremos hasta llegar a un cobertizo de vete a saber quién. No me importa lo más mínimo, mi cabeza sólo puede pensar en arrancarle la ropa a dentelladas. Él piensa lo mismo, al entrar en el cobertizo, me da un fuerte empujón que deja con la cara contra la viga. Antes de que pueda reaccionar, ya se ha abalanzado sobre mí y mostrando una fuerza hercúlea me arranca el vestido. Estoy completamente desnuda, esa brutalidad, esa pasión, furia y belicosidad con la que me trata hace que salten hasta las trenzas de mis cabellos, consiguiendo también que se me escapen unos pequeños gritos ahogados de placer.

Aprieta su cuerpo contra el mío, noto su ímpetu crecer con tanta fuerza que parece que le van a reventar los pantalones. Sus manos comienzan una danza alrededor de mi cuerpo que doblega mi ser, siento que soy una maleable figura de arcilla moldeada a su voluntad mientras me empieza a dar pequeños y fuertes mordiscos en el cuello. A cada uno de ellos mi cuerpo responde con unas ligeras convulsiones y cada vez él me aprieta más y más fuerte mientras yo le exijo más y más hasta que se detiene, me da la vuelta y quedamos uno frente al otro, me agarra de los hombros zarandeándome con bastante fuerza y comienza a gritar mi nombre:


—¡Julia! ¡Julia! ¡Niña! ¿Estás bien? ¿Pero qué te pasa?  Te has quedado ahí pasmada mirando a la puerta. ¡Julia! ¡Reacciona hija! Estas jadeando, ¡qué digo jadeando!, casi resoplabas como potra en celo.

¡Dios mío! Estoy en la tienda de mi tía Francisca, ¡no puede ser!, empapada de sudor, toda mi ropa pegada al cuerpo, ¡esto no puede estar pasando! Siento un calor como jamás había sentido en mi vida. Cuando realmente soy consciente de lo que pasa, siento decenas de ojos atónitos clavados en mí, incluso al extraño que acaba de entrar, objeto de mi lujuria, estaba como un pasmarote mirándome. Siento que me estoy poniendo tan roja como un tomate, las lágrimas comienzan a deslizarse por mis mejillas sin que pueda hacer nada. Salgo de allí corriendo sin mirar atrás y sigo hasta que me arde el pecho. El sol ya comienza su castigo y estoy tan sedienta que me bebería un río completo. Me siento desolada, humillada, seré el hazmerreír del pueblo por décadas enteras. Jamás volveré a salir de casa.

Abatida, comienzo mi regreso a casa, es la única opción que me queda ahora mismo. Estoy hecha un trapo y no me siento con fuerzas para nada más. Intento volver donde dejé a Sardinilla de la manera más discreta que puedo, casi a hurtadillas. Estoy cerca, faltan unas dos manzanas, recogeré a Sardinilla junto con mi autoestima y regresaré con las manos vacías, no sé cómo voy a explicar esto a mi padres, sobre todo a papá. Voy de esquina en esquina, mirando de un lado a otro cuando, como un vulgar delincuente, empeñada en mirar hacia atrás asegurándome de que nadie me ve, cuando tropiezo con alguien, y ambos caemos. Me levanto con tanta rapidez que apenas mi trasero toca el suelo, la otra persona parece perdida y distraída, camisa blanca ajustada, melena cobriza... ¡ME-CAGO-EN-TODO! ¡Es él! ¡Maldita sea mi suerte!

Intento salir corriendo como alma que lleva el diablo, pero él me coge con firmeza por el brazo para impedírmelo. No miro atrás, me zarandeo con todas mis fuerzas para zafarme de mi captor, pero es imposible, sus manos son como cepos y ya han capturado a su presa. Al verlo, parece calmado, relajado, pese a estar sudando a mares, pero con este sol ¿Quién no? Me suelta el brazo muy despacio y con mucha delicadeza diciendo con sus ojos que no pretende hacerme daño. No sé ni porque tengo que creer lo que me dicen sus ojos, pero inconscientemente mi cuerpo se relaja y quedo frente a él, incapaz de mirarlo a la cara:

—Perdóname que te aborde de esta manera, te he estado buscando. Creo que al entrar en la tienda esa de telas te he asustado. ¿Te encuentras bien? —su tono era dulce, pausado, medido, nada de lo que decía era fruto de la improvisación, creo que me estoy derritiendo otra vez— La verdad que me ha costado encontrarte, ¿sabes? No soy de por aquí y al verte salir de allí tan asustada sentí que debía disculparme. No sé igual entré muy brusco, a veces no mido mis fuerzas y a ti se te ve tan jovencita.  La verdad que es la primera vez que me pasa, lo de asustar a una chica y bueno, yo, erm, ya no sé qué más decir —y me lanza una sonrisa de esas que iluminan el cielo, un encanto, he muerto y un ángel que se ha posado frente a mí para llevarme al paraíso.

Estoy bastante nerviosa, e intento devolverle la sonrisa lo mejor que puedo, pero lo único que sale de mi boca es una risita exagerada y aguda. Me tapo la boca y vuelvo a mirar al suelo, maldiciendo a toda mi ascendencia.

—Mira, bueno, yo… como no conozco bien este pueblo, ¿qué te parece si me lo enseñas todo? —¿Me está pidiendo que me desnude? ¡Joder ven aquí!— Bueno, si tú quieres, si te parece bien, bueno, ¿Lo harías? —¿Ahora? ¡Pero qué descarado!

—¿Aquí, ahora?
—Sí, bueno, si hace mucho calor, más tarde quizás. ¿Cuándo crees que sería buen momento para que hagas de guía?

Vaya metedura de pata, él pidiendo a alguien que le enseñe el pueblo y yo como una vulgar ramera de esquina. Pues esta vez no pienso tirar al traste todo, respiro hondo y le miro con determinación a los ojos, esos enorme ojos oscuros, profundos, como dos pozos de deseo...¡Ya! Para, no empecemos.

—Me encantaría, aunque ahora mismo no soy la mejor compañía...
—¡Roberto! —carraspea— me llamo Roberto.
—Un placer Roberto, yo soy Julia, María Julia América Teresa, pero todos me llaman Julia, mis padres instauraron la tradición de ponerle el nombre a sus hijas de todas sus abuelas, y yo cuando tuve uso de razón les dije que compadecería a mis nietos, ¿te imaginas? 

Ambos nos reímos juntos, él no era el joven rudo y parco que había imaginado, es un chico amable y dulce. Parece que tiene buen fondo. Comenzamos a caminar casi mientras charlamos, recorriendo todos los rincones (que no son muchos) del pueblo. Al final del día acabamos junto al arroyo que esta junto al embalse, casi a las afueras.  Y Eva, de momento, resistió morder la manzana.

Comentarios

  1. Que relato tan intenso. Muy empático. Nos haces meternos en la piel de julia. Cuanto desconcierto, pero al final, resistió la tentación... a saber por cuanto tiempo ;D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por seguirme cada semana!! No voy a negar que a mi también me intriga si caerá o no en la tentación. Igual más adelante lo veremos. Un abrazo!! ;-)

      Eliminar
  2. Un relato pícaro como poco! Nos mantiene en tensión todo el tiempo, preguntándonos si Julia resistirá sus lascivas tentaciones! Nos engancha con su giro inesperado!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Meterme en la piel de Julia no fue tarea fácil. Combinar la fuerza de la historia con un toque de humor, la hace realmente especial. Muchas gracias por tu tiempo y tu comentario. Espero verte por aquí más a menudo. :-)

      Eliminar

Publicar un comentario