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RELATO Nº34 --DE TU ALMA A LA ETERNIDAD--

RELATO Nº16 --FEDERICO Y SUS ANTOJOS--


Hola a todos. Hoy les traigo una historia diferente, un tanto psicodélica. Vamos a tomarnos un pequeño descanso de tanta acción, tiros y mala leche ;-). En esta semana de carnavales en la que espero muy muy pocas visitas, deseo atraerles con algo que viene a colación de estas fiestas. Colores, formas extrañas y diversión. Sin más espero que disfrutes de su lectura tanto como yo lo hago escribiéndola.



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Federico y sus antojos 



Federico andaba a saltitos  de aquí a allá por el camino real, adoquinado de melocotones y decorado con esbeltos postes de cuello de cisne. La suave textura de terciopelo del camino le hacía cosquillas mientras andaba, por ello iba saltando tan jovial. Federico era un dragón fuera de lo común en el mundo del Caramelo de Pimienta; media poco más de un metro, cuerpo achaparrado, su cabeza era casi del mismo tamaño que su torso con grandes ojos saltones tan grandes como calabazas. Las extremidades muy muy cortas, pareciera que le brotaban unos pequeños y ovalados aguacates de su cuerpo. Para terminar el cuadro, su piel tenía textura similar a madera, áspera y seca, con  salpicaduras amarillas, violetas, ocres y fucsias por todo el cuerpo.

Iba tan contento de regreso a su guarida, una cueva de plastilina con la entrada de rocas de lentejas, muy apreciadas por la comarca, con su cabecita puesta en su querida amiga Peropero. Llevaba una cesta llena de colas de caimán, un tubérculo que crecía en la zona norte del caramelo de pimienta, con forma de canguro y sabor a limón y azucenas. Se dice que las colas de caimán de la zona norte son las más exquisitas e incluso algunas, en vez de limón y azucenas, sabían a cloaca y pepinos, ¡qué manjar!

Tal esfuerzo era dedicado a su amada y diminuta mascota, Peropero, la más fiel, la más hermosa, la más exótica de todas las cucarachas azules. Su rasgo característico era su cabeza, con forma de cortina. Nunca nadie jamás se ha atrevido a correr la cortina de una cucaracha azul excepto Josefa tres ojos; se cuenta que al realizar tan peligrosa acción le brotó un ojo en el culo justo en el centro, ¡de color verde! ¡Vaya un destino tan cruel!

Al llegar Federico a la entrada de la cueva gritó:

-¡Peropero, mi dulce y querida amiga! ¡Cuánto te he extrañado! ¡Han sido los peores diez minutos de mi vida! Casi me ahogo en lágrimas al no tener tu presencia hoy en el prado de Cuernos de rinoceronte. Ni cien algodones de azúcar se comparan a la suavidad de tu cortina y ni cien soles de primavera son comparados al azul de tus patitas de regaliz. De no ser por éstos tubérculos que aquí traigo, la congoja me hubiera llevado al acantilado de las rosas, el peor lugar que existe. Mi entrepierna lucía a cada paso hinchada y palpitante pensando en ti —anótese que en la entrepierna de los dragones está su corazón— en el camino de regreso Peropero. ¡Y al fin estoy a tu lado mi amiga!

Peropero salía corriendo como una exhalación de su diminuta camita de baba de caracol y púas de erizo, Federico no reparaba en gastos con su amiga.

Saltó grácil y elegante como elefante a los brazos de Federico y restregó con verdadera alegría su cortina contra el ojo derecho de su amado amigo, su favorito. Peropero cayó en la cuenta que su amigo tenía una forma extraña. Se bajo de sus brazos, retrocedió unos pasitos y lo miró de frente, se percató de que apenas lo veía como una línea vertical. Pero si caminaba a un lado iba apareciendo su cuerpo.  Se echó las patas a la cortina, ¡su Federico había contraído la templanza! Su querido dragoncito a causa de la enfermedad había perdido una “D”, ¡Qué desgracia! Federico tan sólo tenía dos “D” y claro lucía como si estuviera dibujado en un papel, plano, sin “volumen” había perdido una dimensión.

—Seguro que te picó una de esas malditas Zetas que deambulan por el valle de los rinocerontes. Esos bichos son lo peor. —Sentenció la pequeña.

Ambos amigos quedaron petrificados de repente. ¡Peropero ha hablado! Y los dos entraron en pánico corrian como locos de aquí para allá  gritando. Y cada vez que se encontraban el frenesí de su incoherente huida saltaban de la sorpresa y echaban a correr en direcciones opuestas. Peropero gritaba una y otra vez “¡Esto no puede estar pasando!”, lo que aumentaba el pánico entre los amigos, cuando cayó en la cuenta que no era su voz la que hablaba, si no la de su multicolor amigo Federico. Paró en seco, se puso frente a él y dijo:

— Muy estimado amigo Federico, entiendo que se asuste de lo que aquí ha ocurrido, pero obsérvese que como su dragonía y un servidor sabemos, no existe ningún registro conocido en el cual se recoja que las cucarachas azules hablen, no así como las de piña colada, más pequeñas, sin cortina y grandes filósofas. Intuyo que ha vuelto a abusar de las colas de caimán rebozadas en leche de cebra. Así pues solicito con ferviente deseo que te despiertes de una maldita vez. ¡Joder!

Y Federico despertó con su querida amiga junto a él. Del mayúsculo sobresalto, por accidente, corrió la suave cortina de la cabeza de su azul amiga.

Notó algo muy raro que empezó a brotar en su cuerpo.

Comentarios

  1. Jajajajaaja Me encanta este mundo de gominolas y colorines que has creado y sus personajes. Pobre Federico, cuantos sobresaltos. No se puede abusar de las colas de caiman. Si fuese posible me gustaria seguir disfrutando de relatos de federico

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    1. Me alegro que te haya gustado. Aunque no lo creas, costó crear este mundo tan disparatado. Tiene su coherencia y sus “leyes” no te creas. Un abrazo.

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  2. Jajajajja, muy divertida. Hilarante de principio a fin. 👏👏😋😋

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  3. ¡Gracias¡ Pensé que era lo adecuado para estas fechas, pero no imaginé que gustara tanto. Nos vemos la semana que viene. Un abrazo!

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  4. Me gustò mucho fascinante y divertida esa fantasía.👏👏👏👏👏👏

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    1. ¡Gracias! De vez en cuando hay que sacar el lado "absurdo" que vive dentro. Espero verte de nuevo por aquí. Un saludo.

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  5. ¡Muy buen relato! ¡Has creado un mundo muy divertido!

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